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domingo, 5 de agosto de 2012


Las mujeres populares de la sabana de Bogotá
vamos a recuperar nuestro territorio

Reunidas en la I Asamblea Popular de Mujeres de la Sabana de Bogotá, realizada el 28 de julio de 2012 en Zipaquirá, Cundinamarca, con la participación de mujeres campesinas y urbanopopulares, trabajadoras y extrabajadoras de flores, madres comunitarias, trabajadoras informales, desempleadas, estudiantes, sindicalistas, integrantes de consejos consultivos de mujeres, docentes, liderezas comunitarias, artesanas y artistas, declaramos que:

Las mujeres vamos a recuperar el territorio de la Sabana de Bogotá para nosotras, para todas y todos, para nuestros hijos e hijas, para la vida.

Lo haremos desde nuestros propios cuerpos, recuperando la autonomía y el derecho a decidir y disfrutar de ellos, enfrentando juntas la violencia que se ejerce contra nosotras en la casa, en la calle, en el plano simbólico y en la vida real. Lo haremos desde la cotidianidad donde queremos que nuestra voz se escuche y nuestra palabra cuente. Lo haremos, también, caminando nuestros municipios, fortaleciendo nuestras organizaciones e invitando a otras mujeres a organizarnos y ser una fuerza cada vez mayor en nuestro teritorio.

Nuestras herramientas serán la solidaridad, el afecto, el compartir, la formación política y económica para la incidencia, la movilización y la participación, la veeduría  y la denuncia, los proyectos productivos de autogestión sustentables y en equilibrio con la naturaleza, la comunicación alternativa, la educación popular, la apropiación de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación, y el reconocimiento de procesos de resistencia en otros territorios del país y del mundo, tan inspiradores y de tanta fortaleza como los que adelantan los pueblos indígenas en el Cauca.

Identificándonos como sujetas políticas de derechos hemos decidido enfrentar así al sistema actual en crisis, donde mujeres, indígenas, afrodescendientes, niñas y niños no importamos, donde gobierna la codicia de unos pocos, incapaces de vivir en armonía con sus semejantes y con la naturaleza, y quienes garantizan su dominio mediante la muerte, la persecución y el señalamiento de quienes se les oponen.

En la Sabana de Bogotá, la floricultura para la exportación ha sido el rostro principal de este sistema. Junto con las empresas de flores, Monsanto, Aventis, Syngenta, Holcim, Cemex, Carrefour, Nestlé, Coca-Cola, y otras cientos presentes en la Sabana son sólo algunos nombres propios de los intereses más mezquinos en disputa con las comunidades por las riquezas de la región. A su favor, los gobiernos han dado vía libre al avance de los Tratados de Libre Comercio, TLC, que no son más que un marco legal internacional, donde esta región es considerada estratégica para el llamado “desarrollo” que las mujeres y nuestras comunidades hemos padecido ya mucho tiempo.

La floricultura presentada por décadas como alternativa de empleo, independencia económica y mejor calidad de vida para las mujeres de la región, hoy ha dejado sobre todo profundas huellas en el territorio y en la salud de trabajadoras y trabajadores. En tiempos de crisis, deja también más de 20mil desempleos, mientras los dueños del negocio se van con sus ganancias a otra parte sin que el Estado, que por años defendió y promovió esta actividad, tenga respuesta para nosotras y nuestras comunidades. Es el Estado y las cerca de 400 empresas de flores nacionales y extranjeras, representadas por la Asociación de Exportadores de Flores, Asocolflores, junto con DOLE Fresh Flowers, división de la multinacional DOLE, quienes deben asumir el costo e indemnizar a la región por los daños ocasionados.

Y es que el deterioro ambiental de la Sabana, el desastre en que se convierten las inclemencias del tiempo, no es un fenómeno natural ni lo aceptamos como tal. Es la consecuencia de decisiones económicas y políticas que nos han excluído. Los sucesivos gobiernos locales, departamentales y nacionales, han actuado en complicidad o han mirado hacia otro lado cuando la avaricia ha explotado el agua, los suelos y ha contaminado el aire que respiramos.

Bodegas, flores y urbanizaciones que buscan extender los dominios de la ciudad capital hacia la fértil Sabana desplazan todos los días a los cultivos que harían posible nuestra soberanía alimentaria, mientras la mayoría enfrentamos como un desafío cotidiano conseguir el sustento para nosotras y nuestras familias. Estas actividades tampoco han significado una alternativa real de trabajo digno y quienes acceden allí a un empleo lo hacen en condiciones precarias y de sobreexplotación.

Hoy las mujeres de la Sabana tenemos menos y peores empleos, la mayoría estamos en la informalidad, en el rebusque, lucrando a multinacionales a costa de nuestro trabajo mal pago o “por cuenta propia”, trabajando más para ganar menos mientras mantenemos casi de forma exclusiva la responsabilidad por el trabajo doméxtico no remunerado, lo que nos aleja de nuestro derecho a una vida sin discriminación.

A pesar de las circunstancias, nuestros sueños no son lejanos. Los estamos construyendo a través de acciones como el fomento del trueque, la realización de ferias populares y mercados campesinos, cineforos y producciones radiales, múltiples espacios de encuentro entre nosotras y con otros actores del territorio, donde han ido adquiriendo forma nuestra palabra, nuestros sueños y nuestra acción. Juntas hemos logrado encontrarnos, reconocernos, hacernos visibles en nuestros municipios como gestoras diarias de alternativas más humanas.

Las mujeres y los pueblos estamos demostrando dónde está realmente el poder. Este  mismo sistema ya ha revelado sus graves fallas en el mundo entero y ha hecho levantar a jóvenes,  mujeres, adultas y adultos mayores, niñas y niños, que son hoy el rostro de la indignación global. Nosotras también estamos indignadas. Unimos nuestras voces a las que rechazan la injusticia como regla para decir que recuperaremos cada centímetro de nuestra tierra para volver a sembrar en ella la solidaridad y la esperanza. Nuestra voluntad es inquebrantable, aceptamos este desafío desde y para la vida.

Queremos una sabana libre para volver a producir alimentos,
para trabajar, vivir y soñar. 
Sin la voz de las mujeres otra Sabana no es posible.

Zipaquirá, 28 de julio de 2012.

1 comentario:

  1. Buenos días, soy estudiante de un colegio de Chía y para mi proyecto de grado estoy haciendo una investigacion sobre las condiciones de las floriculturas desearia contactarme con ustedes y quiero saber si pueden regalarme un numero para comunicarnos, puedes mandarme un correo a valecr1122@hotmail.com muchas gracias.

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